martes, 19 de enero de 2016

La lucha por escuelas de calidad con tiempo completo, un imperativo de protección a la niñez proletaria

Por décadas, las escuelas públicas de Nuevo León han tenido 2 horas menos de clases que los colegios. Tan solo en horas-clase, el promedio real de años de estudio en las escuelas públicas baja por eso de 9 a 6 años, y los pésimos resultados educativos en la comparación con otros países, tienen ahí una primera explicación.
El pasado 15 de enero la AC "Tierra y Libertad" fue a sacar de su escondite al delegado Federal de la SEP, Sabás Rentería Orozco, para exigir el cumplimiento de dos promesas de EPN: escuelas de tiempo completo y entrega de tablets al alumnado de 5o y 6o grados.
Esos abuelos y abuelas que hace 40 años levantaron escuelas con sus manos, saben que el fracaso educativo empuja a sus hijos e hijas a la deserción, a la explotación laboral temprana, al embarazo precoz y, en los peores casos, a las drogas, la delincuencia y el crimen. Por eso luchan tenazmente por una educación gratuita y de calidad, con escuelas de tiempo completo, con alimentos calientes y con apoyo de modernos instrumentos de aprendizaje como son las tabletas electrónicas.
El proletariado mexicano se está enterando que la economía mexicana es la 14ª en el mundo, y que los capitalistas mexicanos hacen negocios a través del TLC y de la OCDE con los poderosos capitalistas del primer mundo, y sin embargo, la educación de sus hijos está al nivel de los pueblos más atrasados del planeta.
Los propios explotadores serán los primeros beneficiarios de una educación pública de calidad, pero el Estado que los representa está acostumbrado a gastar lo menos posible en ese renglón. Desafortunadamente, ha contado siempre con la complicidad de los Directivos escolares para descargar en los bolsillos proletarios el costo del mantenimiento de los planteles y de otros negocios de aquéllos.
Si las escuelas de tiempo completo no funcionan con la eficiencia que se requiere, si el gobierno federal retrasa la entrega de las tabletas electrónicas o las entrega de mala calidad, la actitud del proletario consciente no puede ser la pusilánime de volver a la escuelita de medio tiempo, o resignarse con libretas que no fallen como las tablets; su lucha debe ser indeclinable por la educación que merecen sus hijos, a la altura de la enorme riqueza social que generan.