domingo, 31 de enero de 2010

Días de Radio. Vivir, trabajar y luchar con las masas

Enero de 1973.
-- No cabe duda que la situación exige cada vez más de nosotros, ¿no crees?
Las palabras que Nacho Olivares me había dicho otra mañana de enero, casi un año antes, iban y venían una y otra vez mientras el viento del norte descolgaba cortinas de lluvia menudita y yo avanzaba lentamente, apoyando en las flojas alambradas que resguardaban terrenos baldíos en las faldas del Topo Chico, con la arcilla chiclosa adherida a los zapatos.
¿Qué estaría haciendo él ahora? ¿Estaría a salvo? ¿Por cuánto tiempo?¿Qué opinaría de nuestros proyectos? ¿Por qué ahora que tenía algo concreto para debatir con él, que era tan ecuánime, tan reflexivo, no aparecía?
¡Qué lejos estaba yo de saber que un año más sostendría su lucha contra un enemigo mil veces más poderoso, organizado y preparado para destrozar brutalmente, como lo hizo con el martirizado cuerpo de Nacho, a esos grupos de jóvenes que se levantaban más que con las armas, con el corazón a punto de estallar ante los crímenes, la explotación y opresión de un régimen caduco!
-- ...la situación exige cada vez más de nosotros… volvía a escuchar la voz de Nacho a mis espaldas, como aquella mañana en que imprudentemente leía yo en el antiguo edificio de la Facultad de Economía las consignas que se conservaban desde el movimiento universitario de 1971.
Comprendí mi imprudencia hasta ese momento. La víspera, todos los medios habían informado sobre la balacera de los condominios Constitución. Destacados compañeros del movimiento estaban involucrados; algunos de ellos habían sido atrapados y otros heridos o muertos en aquel lugar.
Llegué pensando en la necesidad de recoger información, de ayudar a organizar algo aunque ya fuera egresado de la Uni. Nacho me pidió que saliéramos del edificio.
-- Esto hierve de policías. Hay una paranoia tremenda y con razón. Están buscando en los archivos, en las agendas, van por todos los contactos, hayan tenido o no que ver con el movimiento. Todos sospechan de todos…
Comprendí el riesgo que corría Nacho, uno de los más destacados dirigentes en aquella Facultad que había sido también con los “contra-cursos” y sus brigadas de educación política el núcleo de avanzada en la radicalización del estudiantado. Pero él se veía tranquilo.
-- Sin embargo, me dijo sabiendo que yo entendía a que se refería, pronto tendremos que hacer lo que nos toca...
Platicamos brevemente. Quería decirle algo, explicar porqué el sacrificio que adivinaba iban a hacer él y otros muchos compañeros valiosos como él sería prematuro e inútil, que había tanto qué hacer con ese pueblo por el que ellos iban a morir pero que estaba muy lejos de tomar ese camino…
No alcancé a decir nada, ni creo que con la firmeza y vehemencia con que platicaba cuando se despidió, hubiera cambiado algo. Pero sobre todo ¿qué podía yo mostrarle cuando ellos ya estaban cargando un mundo sobre sus espaldas?
Pensaba en el generoso compromiso que encerraban sus palabras cuando llegué por fin a la reunión con mis compañeros y con un grupo que crecía, aunque todavía no lo suficiente, de hombres y mujeres de diversos puntos de la ciudad que acudían a preparar con el sigilo más riguroso posible lo que esperábamos fuera la mayor invasión de tierras urbanas en Monterrey.
Casi todos habían probado la represión una o más veces en intentos frustrados por conseguir un pequeño pedazo de tierra para criar a los hijos. La miseria, la desesperación de vivir en horrendas pocilgas, las rentas cada vez más caras y el pan más escaso, todo eso era la selección natural de quienes se sumaban, dispuestos a todo, urgidos por dar el último paso.
En la reunión para preparar al grupo que estaría al frente de la invasión, se dio la palabra a un compañero que venía del DF a apoyarnos en la formación teórica. Lo que dijo, había sido el centro de una plática previa y motivo de identificación mutua. Faltaba comprobarlo en la práctica.
-- Vamos a tratar de asegurar un grupo de cien personas decididas. Eso vale más que mil con miedo; los demás nos seguirán. Por todo lo que oímos, creemos que es el momento. Avanzar antes que el pueblo esté dispuesto a hacerlo, es aventurerismo, es irnos solos al matadero. Pero no avanzar cuando la gente quiere hacerlo, es derechismo, es cobardía.
Otra diferencia fundamental es la dirección política. Vamos a comprobar la importancia de vivir, trabajar y luchar con las masas: ¡ese es el principio de integración que nos diferencia de “la vieja izquierda”!
Mao Tsetung dijo: “¿Cómo juzgar si un joven es revolucionario? Sólo hay un criterio: si está dispuesto a fundirse y se funde en la práctica con las masas obreras y campesinas. Si hoy se identifica con las masas, hoy es revolucionario; si mañana deja de hacerlo o pasa a oprimir a la gente sencilla, se transformará en contrarrevolucionario”.
-- Eso está muy bien, ¿quién es él? – me preguntó un compañero.
-- También lo acabo de conocer, le dicen 'Beto' Anaya.

viernes, 29 de enero de 2010

El pueblo y sólo el pueblo es la fuerza motriz que hace la historia

En el año 2010 confluye la conmemoración de tres hechos fundamentales para la historia de este país: el bicentenario del inicio de la guerra de independencia (1810), el sesquicentenario del triunfo liberal en la guerra de Reforma (1860) y el centenario del inicio de la Revolución Mexicana (1910).
Se trata de tres momentos relevantes cuyo conocimiento es indispensable para explicarnos el desarrollo de la lucha de clases en México hasta el momento actual, en que la burguesía nacional detenta el poder absoluto. El pueblo fue carne de cañón una y otra vez en esos grandes movimientos, para finalmente elevar sobre las pilas de muertos a sus enemigos de clase.
Cómo y porqué ocurrió esto y cómo y porqué puede y debe evitarse que el pueblo riegue estérilmente su sangre en las futuras luchas necesarias para erradicar la miseria y la desigualdad social, son enseñanzas que los mexicanos debemos extraer de aquellas luchas. Es la mejor manera de honrar a esas masas anónimas caídas por millones en esta lucha de siglos en todos los rincones del país, traicionadas en sus sueños y esperanzas de libertad, igualdad, justicia social con pan, salud, educación, techo y trabajo digno para todos en una sociedad sin explotados ni explotadores.
La burguesía nacional, chauvinista (patriotera), nos ha contado su versión de la historia desde las escuelas públicas, otra parte de la burguesía, con nostalgias aristocráticas, enseña su propia versión en los colegios confesionales. Pero la versión histórica desde el punto de vista de los oprimidos, de los explotados, de los vencidos hasta ahora, difícilmente la conocen los herederos de los que fueron a morir sin redención.
A eso invitamos desde aquí. A hacer un esfuerzo para conocer e interpretar desde una posición de clase la rica tradición de lucha del pueblo mexicano, asimilarla y utilizarla para transformar la sociedad actual.

jueves, 28 de enero de 2010

Es un hecho: ¡Radio TyL vuelve al aire! Comunicado de AMARC México

COFETEL EMITE PERMISOS PARA RADIOS COMUNITARIAS

• Después de un año y medio de realizada la solicitud, seis medios comunitarios más en el país podrán operar con permiso.

28 de enero de 2010.- Este miércoles 27 de enero la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) dio a conocer que el pleno de este organismo resolvió otorgar 19 permisos para operar estaciones de radio y canales de televisión, entre los que se encuentran 6 para radios comunitarias.

Tras la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que establece que la facultad de otorgamiento de este tipo de permisos compete exclusivamente a la Cofetel, ésta resolvió finalmente autorizar a medios comunitarios para que operen sus propios medios de comunicación

Desde octubre de 2009 la Cofetel anunció que tras los estudios técnicos y la opinión favorable de la Secretaría de Gobernación, el pleno de dicho organismo regulador determinó que cumplen con todos los requisitos de ley para que se les otorgen los permisos, entre los que se encuentran: Por la igualdad social A.C., de Monterrey N.L.; Cultura y Comunicación de Zaachila, de la comuninidad del mismo nombre en Oaxaca; Teponaztle Cultura y Comunicación, de Tepoztlán Morelos; Comunicaciones Filo de Tierra Colorada, de Xaltepec Palmar del Bravo en Puebla; Voz Flor y Canto de Otumba, Estado de México y Radio Aro, de Ciudad Nezahualcoyotl, Estado de México. Todas ellas son emisoras comunitarias que atienden poblaciones indígenas, campesinas y obreras en sus respectivas comunidades.

Este hecho constituye un paso fundamental en el reconocimiento de las comunidades a ejercer su derecho a la libertad de expresión por medio de la radiodifusión comunitaria. Con ello se avanza en el cumplimiento de recomendaciones que diversos organismos internacionales de derechos humanos como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han emitido al Estado mexicano.

Por ello, AMARC-México se congratula y hace un llamado la Cofetel a fin de que continúe con esta política de reconocimiento a los medios comunitarios pero de una manera más ágil, y a las instancias competentes a fin de llevar a cabo las acciones pendientes para el pleno reconocimiento que permitan la subsistencia digna de los medios comunitarios en México.

Cabe resaltar que estos permisos se suman a los 13 ya existentes para comunidades en el país, lo cual continúa representando menos del 1% del total de las frecuencias que actualmente operan los sectores comercial y estatal, por lo que aún hace falta un largo camino por recorrer para equilibrar las asimetrias en la radiodifusión y fortalecer la diversidad y pluralidad mediática en el país.

lunes, 25 de enero de 2010

Más que una teoría conspirativa: "Este terremoto fue precipitado por otro terremoto político y económico impuesto por Washington"


A través de los sucesos actuales de Haiti, importa mucho analizar su historia pasada y presente para comprender mejor la naturaleza rapaz del imperialismo y explicarnos porqué su existencia es consustancial a las desgracias de los pueblos subdesarrollados. Esta entrevista de periodistas democráticos, no reputados como marxistas o comunistas, aporta elementos a los ya conocidos para fundamentar la disyuntiva de esta época: o perece el imperialismo o perecen los pueblos.

Amy Goodman para Democracy now!
Entrevista con Kim Ives, corresponsal de Haití Liberté, con quién hemos estado viajando y trabajando durante nuestra estadía en Haití. Platiquemos de esta tremenda catástrofe. Por supuesto se trata de una catástrofe natural, pero ¿cómo cuadra esta catástrofe con la realidad haitiana? El grado de devastación que estamos viendo no sólo tiene que ver con la naturaleza.
No, desde luego. De hecho, este terremoto fue anticipado por un terremoto político y económico, cuyo epicentro se encuentra a 2.000 millas al norte, en Washington, DC, y desde hace 24 años.
Podemos hablar, en primer lugar, de los dos golpes de Estado perpetrados en un período de 13 años, respaldados por Estados Unidos, que impuso regímenes títeres que los haitianos expulsaron del poder. Pero esos golpes de Estado y las ocupaciones militares posteriores por fuerzas extranjeras -prohibidas por la Constitución haitiana- fueron destructivas no sólo para el gobierno y la soberanía nacional, sino también para los gobiernos y asambleas legislativas locales, las alcaldías y las asambleas electorales locales encargadas de elegir un consejo electoral permanente. Nunca se constituyó dicho consejo electoral permanente, sólo existe de forma provisional y a través de éste, Préval asegura el dominio de su partido.

Para dejarlo claro, te refieres a los golpes de 1991 y 2004 que desembocaron en el despojo y destierro del presidente Jean-Bertrand Aristide. Y hablas de la participación de EEUU en esos golpes.

Así es. En ambos casos las fuerzas armadas estadounidenses sacaron Aristide de Haití. La primera vez pasó su destierro en Washington y la segunda acabó en Sudáfrica, donde ha pasado los últimos seis años.
Esos terremotos políticos impuestos desde Washington vinieron acompañados de terremotos económicos, las políticas económicas que implementaron cuando expulsaron a Aristide, el cual había manifestado una orientación nacionalista que pretendía construir la autosuficiencia nacional de Haití que rechazaba Estados Unidos. Éste quería que se privatizaran las nueve industrias estatales y que se vendieran a los inversores estadounidenses y extranjeros.
Hace unos 12 años, bajo la primera administración de René Préval, se privatizaron la Minoterie d’Haiti and Ciment d’Haiti y las empresas estatales productoras de harina de trigo y cemento. En cuanto al trigo, en estos momentos tenemos una población hambrienta. Podrías imaginar las posibilidades si el Estado contase con una molina robusta para producir harina, el pueblo tendría pan para comer. Se vendió esa empresa a una compañía de la que Henry Kissinger es miembro de la junta directiva. Y punto, se cerró la empresa. Ahora, Haití no cuenta con una molina de trigo, ni estatal ni privada.

¿Dónde consigue su trigo Haití?
Tiene que importarlo, una buena parte procede de EEUU. El otro caso -más irónico- es el de la fábrica de cemento. Se trata de un país cuyos fundamentos geológicos consisten, sobre todo, en la caliza, que es el insumo básico del cemento. Es un país que absolutamente debería y podría tener una empresa productora de cemento, y la tuvo, pero fue privatizada y cerrada apresuradamente. Y comenzaron aprovechando los muelles de la que fue la empresa del cemento para importar el cemento. Así que cuando vemos los miles de edificios de cemento derribados y aplastados, recordamos que se van a necesitar millones de toneladas de cemento, y ahora será necesario importar todo ese cemento en vez de producirlo. Haití bien podría y debería exportar cemento, no importarlo.

Uno de los problemas mas dolorosos para la diáspora haitiana y para las familias en el exterior con seres queridos aquí en Haití es que no han podido averiguar si están vivos. No se han podido comunicar con ellos. Y eso nos lleva al tema de la compañía de teléfonos

Exacto. Teleco fue la sepultura de las empresas estatales en Haití. Durante el golpe de Estado de 1991-1994, los ingresos de Teleco mantuvieron al gobierno exiliado del Presidente Aristide. Una semana antes del terremoto se privatizó esa compañía. La vendieron a una compañía vietnamita, Viettel. Y si tuviéramos en este país una empresa nacional de teléfonos fuerte y dinámica se habría evitado una gran parte de los problemas de comunicaciones que hay. Pero, al contrario, las comunicaciones del país están prácticamente en manos de tres compañías privadas de celulares: Digicel, Voila y Haitel.

Pero alguien podría argumentar que la empresa se privatizó hace una semana porque, por culpa de sus anteriores dueños, era deficiente.

Es precisamente lo que sucedió. El gobierno haitiano, bajo el liderazgo de Préval y sus ministros, saboteó y socavó la empresa. Hace mucho tiempo que mantenemos esta lucha contra la privatización. Hablamos con un sindicalista de Teleco, Jean Mabou, un dirigente sindical. Y éste nos llevó a un cuarto lleno de equipos de telecomunicaciones nuevos y modernos. Nos dijo: "tenemos estos equipos y no nos permiten instalarlos. Están socavando la compañía estatal con el propósito de privatizarla".

Kim, sabes que por desgracia el mundo sólo presta atención cuando hay catástrofes y ahora la atención del mundo está enfocada en Haití. Comenzaste hablando de los dos golpes contra Aristide. Tal vez puedas hacer un breve resumen de la historia de Haití desde 1804.
Ok, en breve. 1804, la primera y última revolución exitosa de esclavos de la historia, la primera república negra del mundo, la primera nación independiente de América Latina, piedra angular de todas las demás revoluciones. Y tuvieron que pasar 60 años para que el gobierno de Abraham Lincoln la reconociera, después de la Guerra Civíl.
En 1915, los marines estadounidenses invadieron el país y se apoderaron del banco central y del gobierno. Se quedaron 19 años, hasta 1934. Después instalaron la Garde d'Haiti, la Guardia de Haití, que operó como un brazo de los marines para proteger los intereses de Estados Unidos en Haití. La ocupación dió a luz en 1957 a la dictadura de François "Papa Doc" Duvalier, quien legó su título de presidente vitalicio a su hijo, Jean-Claude Duvalier, cuando murió en 1971.

¿Y el papel de EEUU en esa historia?
EEUU siempre respaldó a todos esos gobiernos por razones geopolíticas. Haití constituyó el baluarte principal contra el "expansionismo comunista" procedente de la vecina Cuba. Por eso Estados Unidos sostuvo y apoyó militar y económicamente a los regímenes Duvalier, a pesar de la oposición del pueblo Haitiano.

¿Una cleptocracia? ¿Se enriquecieron los dictadores a costa del empobrecimiento del pueblo?
Exacto. Y después, en 1986, se dieron cuenta de que ese modelo estaba creando demasiados "Che Guevaras", demasiadas revoluciones en América Latina y optaron por estas elecciones de fachada para instalar a dirigentes presuntamente más democráticos, pero eran elecciones compradas.
Haití fue el primer país de América Latina que derrotó el esquema electoral promovido por EEUU al elegir para la presidencia a un párroco pobre, Jean Bertrand Aristide. Durante su toma de posesión en 1991, Aristide declaró la segunda independencia de Haití, porque el país quería independizarse del dominio de Estados Unidos y Francia. Y éstos respondieron a los ocho meses con un golpe de Estado. Así comenzó el terremoto político y económico con epicentro en Washington y París desde hace 24 años. Así se perpetró el primer golpe contra Aristide. Lo mantuvieron en exilio durante tres años, durante la administración de George H. W. Bush, pero continuó con Clinton.
A propósito, uno de los compromisos principales de Aristide al llegar a la presidencia fue aumentar el salario mínimo.

La segunda vez que Aristide fue elegido, en 2004, y secuestrado casi de inmediato por las fuerzas armadas y de inteligencia de EEUU, lo botaron y prácticamente dejaron presos al presidente y Mildred Aristide en República Centroafricana. Finalmente acabaron en Sudáfrica, donde residen en la actualidad. No pudieron regresar a Haití debido a la presión de los funcionarios de Estados Unidos. Desde Sudáfrica, el Presidente Aristide declaró en una rueda de prensa que quiere regresar a Haití. He planteado esa inquietud a varias personas aquí. Estados Unidos controla el aeropuerto. El presidente Préval cedió el control sobre el aeropuerto a EEUU. Pero Aristide no ha podido regresar. ¿Qué opinas, si Obama y Preval afirman que el desastre rebasa las diferencias políticas y que hay que reconstruir el país?

Bueno, es el punto exacto. Ayer estuve frente al hospital general, donde vi los horrores, hablando con una multitud en la esquina, y surgió este mismo punto. ¿Por qué no puede regresar el Presidente Aristide? Él quiere. Así lo dijo. Pero el gobierno no ha renovado su pasaporte diplomático, que ya venció. No le han otorgado un salvoconducto para regresar al país. Es lo único que hace falta.
Si el gobierno de Barack Obama o cualquier otro realmente estuviera dispuesto a apoyarnos, tal vez mejor que todos los C-130 con sus cargamentos, no solamente de alimentos y ayuda médica, sino también de montones de fusiles, podrían mandar un avión a Sudáfrica para recoger a Aristide y traerlo. Sería un gesto que crearía una onda expansiva, un contra-terremoto de esperanza y orgullo popular que podría restituir la fuerza moral que el pueblo necesita para superar esta crísis.

Una pregunta más, y se refiere a las organizaciones populares en este país. ¿Quién tiene el poder aquí? ¿Cómo se organiza el pueblo? Se plantea constantemente el tema de la seguridad para justificar –incluyendo a la ONU- por qué no sale la ayuda del área del aeropuerto, donde esta almacenada, para que llegue a las comunidades.
Es el meollo del asunto. La seguridad es un pretexto. Vemos en todas partes de Haití que la población se organiza en comités populares para limpiar, sacar los cadáveres de los escombros, construir campamentos de refugiados, establecer seguridad para los campamentos de refugiados. Ésta es una población que es autosuficiente, y lo ha sido desde hace muchos años.
Pero no pueden serlo cuando llega grupo de marines con sus M-16 y empiezan por gritarles. El escenario enfrente del hospital general ayer lo decía todo. Las personas entraban y salían del hospital para llevar comida a los suyos o porque necesitaban asistencia y un grupo de soldados de la brigada 82 aerotransportada, apostados frente al hospital, gritaba en inglés a la multitud. No sabían lo que hacían. Creaban más caos en vez de disminuirlo. Habría sido cómico si no fuera trágico.
El pueblo no necesita marines, necesita medicinas. Esa situación resume lo esencial... No necesitan a la ONU. No necesitan ninguna de esas cosas que los medios, Hillary Clinton y los cancilleres extranjeros nos aseguran que necesitan. Esas son cosas que el pueblo haitiano puede hacer por sí mismo y está haciendo para sí mismo.

Muchas gracias, Kim Ives.
Kim Ives escribe para Haiti Liberté. (Foto: Portada de Haiti Liberté).

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viernes, 22 de enero de 2010

Denuncia la AC TyL negligencia criminal del IMSS


Con los huesos de las manos saltados de las articulaciones, la cadera desgastada, el movimiento de los hombros cada vez más limitado y doloroso, doña Juana Puente se sometió a la tortura de desplazarse en camión para acudir a la protesta realizada por la Asociación Civil Tierra y Libertad la mañana del jueves 2l de enero a las puertas del Almacén de Medicamentos del IMSS, anexo a la Sub-Delegación 2 de dicho Instituto, en la Avenida Barragán, al poniente del Parque Niños Héroes de Monterrey.
Como ella, Julia Mejía denunció también la falta de surtido de los medicamentos de segunda elección en casos de artritis reumatoide severa. Para ellas nunca hay Metrotexato en la farmacia, menos el Deflazacort ni mucho menos la Leflunomida (Arava), cuyo precio en las farmacias es de más de $230 la tableta de 100 mg y necesitan 3 nomás para iniciar el tratamiento.
Participante habitual de las acciones combativas de la Asociación, sus compañeras son testigos impotentes de los estragos de la enfermedad que gana inexorablemente terreno frente a la voluntad de lucha de esta sencilla mujer de pueblo, mientras los burócratas del Seguro Social se encogen de hombros cínicamente para devolverle las recetas con la consabida respuesta de aquel desfachatado cómico: “No hay… ¡no hay!”.
Otras pacientes para quienes nada tiene de cómico y si mucho de trágico el riesgo que enfrentan de sufrir una hemorragia cerebral invalidante o mortal, o acortar su vida por un daño renal o una insuficiencia cardiaca, complicaciones de la Hipertensión Arterial, se hicieron presentes en ese acto de protesta para denunciar el desabasto de las farmacias del Seguro que les priva del Telmisartan o del Nifedipino de 30 mg, por lo cual tienen que conformarse con medicamentos que no tienen la misma eficacia para combatir la enfermedad.
Hasta ahora, la Asociación Civil había tomado los casos individualmente, para tratar de resolver uno por uno. Sin embargo, los casos se acumulan y son además una muestra estadística del problema que afecta a miles de asegurados quienes no cuentan con una organización que les ayude a enfrentar este trato que debe catalogarse como una negligencia criminal.
Por esta razón, la Asociación Civil se dirigió ahora al mencionado Almacén, cuyo encargado es Juan Bosco García Ponce para exigirle resolver el problema de desabasto de medicamentos y hacer responsables al mismo Juan Bosco, al Dr. Francisco Fabela Blas, Jefe de Prestaciones Médicas y al Delegado Estatal Jorge Luis Hinojosa, de los daños que su negligencia causa a los pacientes que no reciben oportuna ni regularmente sus tratamientos. Les aseguramos que esta batalla apenas comienza.
Esta es sólo una de las múltiples deficiencias con que el IMSS se hace merecedor del lema que el pueblo lee en sus siglas: “Importa Madre Su Salud” y que diariamente sufren asegurados y derechohabientes.
Contra este déspotico e ineficiente régimen de seguridad social lucha también diariamente la AC “Tierra y Libertad”, a pesar de los cual no dejamos de insistir: exigimos Seguro Social para toda la población, pero con la calidad que se merece la clase obrera, que es la que produce la riqueza de esta sociedad; rechazamos que mediante recortes presupuestales, burocratismo, desabasto de medicamentos y falta de contratación de personal, se quiera igualar al IMSS con esa caricatura que es el “Seguro Popular” de Fox y Calderón.

¿Adiós a Lenin?


Mausoleo de Lenin, Moscu. 21 de enero de 2010.
¿Adiós a Lenin? ¿Es esta la imagen de la tumba de un revolucionario caído en el olvido?
Vladimir Lenin, fundador del Partido Bolchevique (más tarde Partido Comunista, el núcleo dirigente de la primera revolución socialista del mundo), fundador de la Unión Soviética sobre las ruinas del imperio zarista que fuera bastión de la reacción europea, murió el 21 de enero de 1924.
86 años después de su muerte, desmembrada la Unión Soviética y restaurado el capitalismo en Rusia, los nuevos zares no se atreven a desmontar el mausoleo que sigue recibiendo día tras día a visitantes del inmenso país y de todo el mundo. Algunos serán simples turistas, sin duda; otros irán a cerciorarse de que Lenin no ha escapado de su tumba. Pero la gran mayoría estará presente ante a los restos mortales del hombre que consolidó la ciencia fundada por Carlos Marx y Federico Engels para probar que es posible construir la nueva sociedad sin explotados ni explotadores, no importa cuantos tropiezos más haya que sufrir para hacer posible este destino luminoso de la humanidad.

lunes, 18 de enero de 2010

Eduardo Galeano: Los pecados de Haiti


Los pecados de Haití
Por: Eduardo Galeano
La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto
Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.
Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:
-Recite la lección.
Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica
A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:
-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.
Y se rió. Los diputados callaron.
Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado..
En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado… de artistas.
En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista
Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros.
Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene “una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización”. Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: “Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses”.
Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: “El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro”.
En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino.
Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: “Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas”. Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro “puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras”.

La humillación imperdonable
En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.
La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad
Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití.
El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.
Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene.
Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.
La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.


NOTA DE PRENSA DEL 19 DE ENERO. CLARO, ES DE LA COMPETENCIA (afp)
Haitianos denuncian ocupación tras llegada de tropas EEUU a palacio nacional
martes 19 de enero, 11:33 AM

PUERTO PRINCIPE (AFP) - Centenares de haitianos asistieron este martes, entre la resignación y la ira, al impresionante aterrizaje de varios helicópteros de tropas estadounidenses en el Palacio presidencial, en un acto considerado por muchos una pérdida de la soberanía.
"Es una ocupación. El palacio es el país, representa nuestro poder, es nuestro rostro, nuestro orgullo", critica Feodor Desanges.
Una semana después del terremoto que devastó la capital haitiana y dejó entre 100.000 y 200.000 muertos, esta fue la primera vez que los haitianos pudieron observar a las tropas enviadas por Estados Unidos en el centro de la ciudad.
"No los he visto distribuyendo comida en el centro de la ciudad, donde la gente necesita urgentemente agua, alimentos y medicamentos. Esto se parece más a una ocupación", lanza Wilson Guillaume, estudiante haitiano de 25 años.
Al menos cuatro helicópteros trasladaron a alrededor de un centenar de soldados paracaidistas de la 82ª división aerotransportada hasta el interior del recinto, ante la mirada atónita de centenares de haitianos, que perdieron sus casas en el sismo y viven como refugiados en los jardines que rodean el palacio.
"El problema es que nuestro gobierno no es bueno. Lo que está ocurriendo hoy en Puerto Príncipe es una vergüenza para la historia y la independencia de Haití", agrega Feodor Desanges.
Las tropas estadounidenses, apostadas hasta el momento en los alrededores del aeropuerto, trajeron consigo abundante agua y comida al palacio, aparentemente con la intención de instalar una pequeña base de apoyo.
Tras las rejas del recinto, centenares de haitianos, muchos de ellos niños, gritaban a los soldados que les dieran agua y comida al verlos descargar sus provisiones.
"¿Vinieron a ayudarnos? ¿Nos traen ayuda ya?", preguntaban los damnificados por el sismo. Una hora después, los soldados abandonaron a pie el palacio para custodiar el hospital general de Haití, desbordado por los heridos.
"La prioridad para ellos es el poder y no dar seguridad al pueblo. Por eso empiezan por el aeropuerto y por el palacio presidencial", lanzó Antoine, que perdió su casa y vive con su familia en los jardines de los Campos de Marte, frente al palacio presidencial.
Davilmar Jonas no duda en contradecir a su compatriota y subrayar que hay "muchos haitianos" que sí creen en las buenas intenciones de Estados Unidos.
"Creo que Estados Unidos sí tiene voluntad de ayudarnos y podremos trabajar juntos en levantar de nuevo el país. No sé por qué empezaron ocupando nuestro palacio pero ellos sí quieren echarnos una mano", asegura este funcionario público.

domingo, 17 de enero de 2010

2 artículos para comprender mejor a Haiti

Solidaridad y respeto a la Soberanía Popular: Haití nos Llama
Jubileo Sur Américas
Acompañamos al pueblo de Haití en este momento de infinito sufrimiento y zozobra y hacemos nuestro su grito, llamando al mundo entero a responder con urgencia, persistencia y solidaridad. Llamamos a los pueblos y a los gobiernos a sacudirse con la misma fuerza con que la tierra sacudió hasta los cimientos de la vida de ese digno y valiente pueblo, afectando directamente a una tercera parte de la población - tres millones de personas - y sumando una destrucción de inimaginables proporciones a lo que ya era, para la inmensa mayoría, una situación de tremenda precarización con la violación cotidiana de sus derechos humanos más elementales.
Esta tragedia sobrepasa las fronteras de Haití, siendo responsabilidad de la comunidad internacional dar una respuesta de socorro inmediata a las víctimas y de recursos y políticas a corto y mediano plazo que contribuyan, con todos los medios que la realidad exige, para que el pueblo haitiano pueda reconstruir su propio país y futuro, libre de las dominaciones y dependencias que tanto han marcado su vida. Sin duda tiene la fuerza necesaria, y junto a ello, no podemos permitir que esta tragedia sea aprovechada por quienes siempre han buscado doblegar esa voluntad, para imponer una reconstrucción a modo y semejanza de sus intereses mezquinos.
A lo largo de los últimos años y junto con muchas organizaciones haitianas, hemos denunciado la ocupación militar por parte de las tropas de la ONU y los impactos de la dominación impuesta por medio de la deuda, el libre comercio, el saqueo de su naturaleza y la invasión de intereses transnacionales. La condición de vulnerabilidad del país a las tragedias naturales –provocada en gran medida por la devastación del medio ambiente, por la inexistencia de infraestructura básica, por el debilitamiento de la capacidad de acción del estado- no está desconectada de esas acciones, que atentan históricamente contra la soberanía del pueblo.
Es momento que los gobiernos que forman parte de la MINUSTAH, las Naciones Unidas y especialmente Francia y Estados Unidos, los gobiernos hermanos de América Latina, revean esas políticas a contramano de las necesidades básicas de la población haitiana. Exigimos a esos gobiernos y organizaciones internacionales sustituir la ocupación militar por una verdadera misión de solidaridad, así como la urgente anulación de la ilegítima deuda que hasta el día de hoy se cobra a Haití. Exigimos que los recursos destinados para el auxilio y la reconstrucción no generen nuevo endeudamiento ni que se les impongan condicionalidades o cualquier otra forma de imposición externa que desvirtúen ese objetivo, como es la práctica de las Instituciones Financieras Internacionales como el Banco Mundial, el BID y el FMI, los llamados "países donantes" y las empresas que ellos benefician.
Es hora que la comunidad internacional, y en particular los países e intereses que se han enriquecidos a costa de ello, reconozcan y cumplan con su deber de reparar las deudas históricas, sociales, ecológicas y climáticas que han venido acumulando para con el pueblo haitiano. Es hora de reconocer además, que históricamente son las mujeres quienes no solo llevan una carga desproporcionada de los costos de una tragedia como esta, sino que también puedan y deban ser artífices protagónicas del proceso de reconstrucción.
Llamamos también a los movimientos y organizaciones del mundo entero, a las personas vinculadas sobre todo con la salud y el hábitat popular, la cultura y la comunicación, a movilizarse, creando y sumándose a las campañas de apoyo, organizando comités locales para el envío de recursos y brigadas solidarias en este momento tan difícil. Compartimos con el heroico y resistente pueblo haitiano nuestro luto y solidaridad, con la certeza que el país resurgirá libre y soberano.

A Haiti lo salvarán su pueblo heroico y la revolución
Tomado del Blog "La conquista de la civilización socialista"
A Haití no lo ha condenado ninguna "maldición" sino el brutal colonialismo francés y el imperialismo gringo y sus agentes locales. El imperio francés impuso a Haití el pago de la exorbitante cifra 21 mil millones de dólares actuales desde 1825 hasta 1947 para no invadirlo brutalmente como hizo Napoleón. El naciente imperio gringo comenzó su agresión contra Haití en 1806 cuando el Congreso de los USA prohibió el comercio con Haití por presión francesa. Los marines gringos han invadido Haití en 1914, 1915, 1994 y 2004. Ocuparon el país durante 19 años de 1914 a 1934 y se apropiaron de 500 ooo dolares en oro que eran las unicas reservas monetarias del país. El imperialismo ha controlado a todos los presidentes salidos de la burguesía negra o mulata, dictadores asesinos o supuestos "demócratas", que han colaborado con el saqueo del país: general Vilbrum Guillaume Sam (1914), Phillipe S. Dartiguenane (1915-1922), Joseph Borno, Elie Lescot (1941), Sténin Vincent, Duvalier padre e hijo (1956-1986), general Namphy (1986), general Prosper Avril (1988), general Raoul Cédras (1991), Gerard Latortue (2004), ... El imperialismo ha masacrado y apoyado todas las masacres sufridas por el pueblo haitiano: 3 mil patriotas masacrados en 1919, 18 mil haitianos masacrados por el tirano dominicano Trujillo en 1935, 40 mil revolucionarios y opositores liquidados por la feroz dictadura Duvalier. Sobre todo ha saqueado el país mil y una veces para que no saliese jamás de la miseria: los gringos controlan financieramente el país hasta 1941, Duvalier hijo se refugia en 1986 en la Francia de Mitterrand llevando consigo 900 millones de dolares de las arcas públicas, cifra superior a la deuda externa del país en aquella época, la liberalización del país tras Duvalier lo hunde mas en la miseria.
Pero Haití es patria de grandes revolucionarios: Rosalvo Bobo líder de la primera insurrección antiimperialista de 1915, Charlemagne Peralte líder de la segunda insurrección (1918-1920), Jacques Roumain, gran intelectual fundador del Partido Comunista haitiano, Antoine G. Petit, el profesor Gerard Pierre Charles...
Y es un país de organizaciones revolucionarias hoy activas: el Comité de iniciativa para la formación del Partido Comunista de Haití (COIFOPCHA), el Nuevo Partido Comunista de Haití, el Partido Popular Nacional y de organizaciones de masas como el frente obrero Batay Ouvriye, la organización campesina Tet Kole Ti Peyizan Axisyen,...

El futuro de Haití depende de que cese la injerencia política y militar imperialista, se fortalezca la revolución en su vecina República Dominicana y en el Caribe, se reconstruyan las organizaciones revolucionarias haitianas en el interior y en la diáspora y el país reciba una sincera solidaridad de los países del mundo.

Que Obama haya puesto al genocida Bush y al no menos belicoso Clinton al frente de los 10 mil marines, portaaviones y aviones que van a "socorrer" a Haití ya permite vislumbrar las intenciones imperialistas: mantener al país en la miseria y en la sumisión para presionar a Cuba e impedir la revolución en República Dominicana, Puerto Rico y Jamaica.

viernes, 15 de enero de 2010

El último mensaje de Rosa Luxemburgo


El 14 de enero de 1919, en vísperas de su muerte, Rosa Luxemburgo escribió este mensaje estremecedor, lleno de enseñanzas y esperanza, aún cuando sabía que los verdugos golpeaban ya a su puerta para darle muerte.
¿Qué nos enseña toda la historia de las revoluciones modernas y del socialismo? La primera llamarada de la lucha de clases en Europa, el levantamiento de los tejedores de seda de Lyon en 1831, acabó con una severa derrota. El movimiento cartista en Inglaterra también acabó con una derrota. La insurrección del proletariado de París, en los días de junio de 1848, finalizó con una derrota asoladora. La Comuna de París se cerró con una terrible derrota. Todo el camino que conduce al socialismo -si se consideran las luchas revolucionarias- está sembrado de grandes derrotas.
Y, sin embargo, ¡ese mismo camino conduce, paso a paso, ineluctablemente, a la victoria final! ¡Dónde estaríamos nosotros hoy sin esas "derrotas", de las que hemos sacado conocimiento, fuerza, idealismo! Hoy, que hemos llegado extraordinariamente cerca de la batalla final de la lucha de clases del proletariado, nos apoyamos directamente en esas derrotas y no podemos renunciar ni a una sola de ellas, todas forman parte de nuestra fuerza y nuestra claridad en cuanto a las metas a alcanzar.
Las luchas revolucionarias son justo lo opuesto a las luchas parlamentarias. En Alemania hemos tenido, a lo largo de cuatro decenios, sonoras "victorias" parlamentarias, íbamos precisamente de victoria en victoria. Y el resultado de todo ello fue, cuando llegó el día de la gran prueba histórica, cuando llegó el 4 de agosto de 1914, una aniquiladora derrota política y moral, un naufragio inaudito, una bancarrota sin precedentes. Las revoluciones, por el contrario, no nos han aportado hasta ahora sino graves derrotas, pero esas derrotas inevitables han ido acumulando una tras otra la necesaria garantía de que alcanzaremos la victoria final en el futuro.
¡Pero con una condición! Es necesario indagar en qué condiciones se han producido en cada caso las derrotas. La derrota, ¿ha sobrevenido porque la energía combativa de las masas se ha estrellado contra las barreras de unas condiciones históricas inmaduras o se ha debido a la tibieza, a la indecisión, a la debilidad interna que ha acabado paralizando la acción revolucionaria?
Ejemplos clásicos de ambas posibilidades son, respectivamente, la revolución de febrero en Francia y la revolución de marzo alemana. La heroica acción del proletariado de París en 1848 ha sido fuente viva de energía de clase para todo el proletariado internacional. Por el contrario, las miserias de la revolución de marzo en Alemania han entorpecido la marcha de todo el moderno desarrollo alemán igual que una bola de hierro atada a los pies.
¿Qué podemos decir de la derrota sufrida en esta llamada Semana de Espartaco a la luz de las cuestiones históricas aludidas más arriba? ¿Ha sido una derrota causada por el ímpetu de la energía revolucionaria chocando contra la inmadurez de la situación o se ha debido a las debilidades e indecisiones de nuestra acción?
¡Las dos cosas a la vez! El carácter doble de esta crisis, la contradicción entre la intervención ofensiva, llena de fuerza, decidida, de las masas berlinesas y la indecisión, las vacilaciones, la timidez de la dirección ha sido uno de los datos peculiares del más reciente episodio.
La dirección ha fracasado. Pero la dirección puede y debe ser creada de nuevo por las masas y a partir de las masas. Las masas son lo decisivo, ellas son la roca sobre la que se basa la victoria final de la revolución. Las masas han estado a la altura, ellas han hecho de esta "derrota" una pieza más de esa serie de derrotas históricas que constituyen el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y por eso, del tronco de esta "derrota" florecerá la victoria futura.
"¡El orden reina en Berlín!", ¡esbirros estúpidos!
Vuestro orden está edificado sobre arena.
La revolución, mañana ya
se elevará de nuevo con estruendo hacia lo alto
y proclamará, para terror vuestro,
entre sonido de trompetas:
¡Fui, soy y seré!

Foto: El pueblo alemán rinde tributo a Rosa luxemburgo y Carlos Liebknecht, asesinados el 15 de enero de 1919.

jueves, 14 de enero de 2010

La tragedia de Haiti, suma de sismos naturales y sociales

Dolor y muerte, parecen ser el sino de Haiti, “Tierra de Montañas”.
A menos de veinte años de la llegada de Colón a la isla que los conquistadores llamaron “La Española”, una hecatombe sin paralelo en la historia había exterminado al 80 o 90 por ciento de la población. Según los números de diferentes investigadores, de 300 mil a un millón de habitantes originales que tenía la isla, en 1508 sólo sobrevivían 60 mil, hasta la virtual extinción: unos 500 en 1574. El ángel de la muerte cayó sobre el país en forma de guerra de conquista, de enfermedades desconocidas, de jornadas de trabajo agotadoras hasta la muerte.
La isla fue vuelta a poblar de la manera más cruel. Miles de hombres, mujeres y niños de raza negra fueron arrancados de sus remotas tierras para trabajar como esclavos. Ni siquiera tuvieron el consuelo de los religiosos que protegían a los indios, pues aquellos vieron en la llegada de los esclavos la providencial salvación de los escasos indígenas sobrevivientes.
Entonces la isla fue desgarrada entre franceses y españoles; con el sudor negro se levantaron las ricas plantaciones de la parte occidental, hoy Haiti.
Cuando los ecos de la insurrección de Túpac Amaru se apagaban en el Alto Perú, dio inicio el formidable levantamiento de los esclavos negros de La Española; precisamente en esos momentos la revolución francesa descabezaba a Luis XVI y al régimen feudal y levantaba la bandera de la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad.
El antiguo esclavo Touissant Louverture aprendió a leer con esas palabras y dirigió con habilidad militar y política la lucha de los esclavos, derrotando sucesivamente a las tropas francesas, españolas y británicas, para ser el segundo país de América –sólo después de Estados Unidos- en conquistar su independencia, y el primero -60 años antes que Estados Unidos- en abolir la esclavitud.
Esta hazaña extraordinaria de un pueblo analfabeta, surgido de las miasmas de la esclavitud, con el estigma de pertenecer a una raza inferior, al poner un ejemplo al mundo de amor a la libertad, se la cobraron mil veces las potencias que iniciaban el desarrollo capitalista, con intromisiones que atizaron golpes de Estado, guerras civiles y saqueos, hasta llegar al siglo XX, cuando el gobierno de Estados Unidos ocupó militarmente el país y salió sólo para dejar en el poder a la bestial dinastía de los Duvalier, padre e hijo.
Este par de sátrapas amasaron riquezas fabulosas mientras su pueblo se convertía en el mendigo de América; a cambio, el imperio yanqui, se aseguraba de que la influencia de la revolución cubana no se propagaría en Haití.
Cuando la infinita corrupción de “Babe Doc” Duvalier estorbó hasta a sus protectores gringos y desatada ya la furia popular, el gobierno norteamericano se aseguró de que con la fuga de este criminal la incipiente democracia no atentaría contra sus intereses económicos y militares. El último intento por sostener a un gobernante con apoyo del pueblo, fue frustrado cuando en 2004 tropas yanquis sacaron del país al Presidente Jean Baptiste Aristide y lo refundieron en Africa.
La pequeña nación que fue hace más de 200 años faro de libertad en América, quedó convertida en el país al que no se le perdona el pago de la deuda externa aunque posea el mayor desempleo, mayor tasa de analfabetismo, mayor tasa de mortalidad infantil y una de las mayores densidades de población en el continente (en un territorio menor a la mitad de Nuevo León habitan casi 10 millones de habitantes), población que ha abandonado el campo deforestado para hacinarse en las ciudades, en miserables chozas sin servicios e inseguras, ahora convertidas en tumba para miles y miles de personas.
Haiti, víctima de las fuerzas desatadas de la naturaleza, de ciclones y terremotos, sufre tanta mayor devastación porque antes ha sido víctima de las implacables fuerzas del capitalismo salvaje. Sin duda, todo lo que hay de conciente y solidario en el mundo debe acudir en auxilio de este pueblo hermano, sin olvidar que hay fuerzas más destructivas que reclaman ser enfrentadas con la unidad y la organización de los explotados y oprimidos del mundo.

lunes, 11 de enero de 2010

¡Frío asesino... castigad al frío!

Tres personas murieron al inicio de la onda gélida que durante cuatro días se ha abatido en esta industriosa ciudad. El periódico “El Norte” del 10 de enero informó:
“Mueren por el frío mujer y dos hombres”. Y como subtítulos:
“Las víctimas de la onda gélida. Tres personas perdieron la vida presuntamente a causa de las bajas temperaturas”.
Así, por triplicado y confirmadas por los noticieros de la tele, queda constancia de que fue el frío el causante de estas muertes, que no volverán a ser noticia, porque ¿qué se gana con acusar a un criminal como el frío por esas muertes?
Consultado como experto, el Dr. Félix Cedillo, Presidente de la Sociedad Regiomontana de Cardiología explicó al periodista: “El infarto es una consecuencia, de hecho, los climas muy fríos provocan como una reacción natural del organismo que los vasos del cuerpo se contraigan, entonces se hace más delgado el diámetro y los órganos del cuerpo reciben menos flujo de sangre por estar expuestos durante largos períodos de tiempo a temperaturas muy bajas.
“Difícilmente en el dictamen médico puedes poner hipotermia como la causa directa de muerte, pones la causa directa, el órgano principal del cuerpo que falló y causó la muerte y pones que el paciente falleció de un infarto y que la hipotermia fue un factor secundario”.
El experto podría agregar que los tres difuntos eran personas ancianas, seguramente con los vasos alimentadores del músculo cardiaco en mal estado; además, por ser personas pobres seguramente su estado nutricional era deficiente y sus defensas corporales estaban bajas y, finalmente, que por tener entre 70 y 88 años, cualquier día se podían morir, de un infarto, o atropellados por no ser ágiles para esquivar camiones.
Sin embargo, nada se dice acerca de porqué don Diego Muñoz Melchor a sus 83 años y con antecedentes de probable cardiopatía tenía que salir a trabajar de velador, incluyendo esa noche a temperatura de congelación.
Tampoco se explica porqué don Alfonso Alvarez , de 70 años, recogido de la calle para ser llevado al albergue del Parque Alamey, fue transladado a la Cruz Roja por sentirse mal y fue dado de alta sólo para morir unas horas después en el mismo albergue.
Y porqué doña Antonia Hurtado Flores, a sus 88 años, enfrentó la noche más fría en muchos años vestida sólo con una sencilla falda, un suéter y unos calcetones.
Donde la Cardiología terminó con la explicación de los vasos encogidos por el frío, otra ciencia, la Salud Pública, explica los resultados fatales de que la sociedad representada por sus autoridades se encoja de hombros ante los factores sociales adversos, producto de este mismo injusto régimen social. Una sociedad es tanto más justa cuanto más protege a su población en riesgo. Ancianos como éstos que acaban de morir sin otra esquela que la nota roja de los periódicos, son peleados por los principales centros hospitalarios de esta ciudad, independientemente de su edad y gravedad, dentro de los programas de turismo de la salud con tal de que tengan dólares o euros para merecer atención médica.
En México mueren 5 veces más niños que en Cuba y sus ancianos tienen una menor esperanza de vida a pesar de que los recursos materiales de la isla son mucho menores que los de este país, porque la salud, como la educación, son derechos primordiales conquistados por un régimen que aspira al socialismo.
Ni el calor mata a los niños de diarrea, ni el frío mata a los ancianos de infarto; los matan la pobreza y el abandono en que el gobierno y los capitalistas hunden a la población. No es el frío el que merece condena, es la sociedad capitalista, la que provocó esa espantosa agonía hasta matar de frío a tres ancianos indefensos y seguirá matando a muchos más, la que debe morir.

domingo, 10 de enero de 2010

A propósito de un Artículo de Víctor Orozco

Víctor Orozco es investigador, historiador, fundador del periódico El Martillo de Chihuahua y editorialista en varios periódicos. El se manifestó en defensa de la radio Comunitaria y publicó un editorial denunciando la represión del gobierno contra esta radio y contra Héctor Camero. Nos envía este artículo, en cuyo contenido coincidimos en general; no así en sus conclusiones, como lo apuntamos abajo.

PRIMERO DE ENERO DE 1861
Víctor OROZCO

Hace ciento cuarenta y ocho años, el 1 de enero de 1861, se instaló en la ciudad de México el gobierno republicano encabezado por Benito Juárez. Una semana antes, el 25 de diciembre de 1860 habían ingresado a la capital las tropas liberales y constitucionalistas después de las derrotas impuestas al ejército conservador en las batallas de Silao y Calpulalpan. Culminaba así la guerra de Reforma o de los Tres Años, iniciada en diciembre de 1857 a raíz del golpe de Estado que enarboló el Plan de Tacubaya conforme al cual se pretendía restaurar el viejo régimen militar-clerical y con él todas las antiguas instituciones coloniales: fusión de la iglesia católica y el Estado, monopolio del clero en la educación, así como en los registros de la población, apropiación por la iglesia del grueso de la riqueza nacional, religión única, fueros para clérigos y militares, centralismo político, supresión de elecciones y legislaturas, latifundismo, restablecimiento práctico de las castas.
La reforma liberal, iniciada a raíz del triunfo de la revolución de Ayutla, implicó el trastrocamiento de la situación en casi cada uno de estos temas. Los afectados iniciaron entonces una cruel guerra civil, sin duda alguna la más nítida de la historia latinoamericana y en la cual los contendientes mostraron a cabalidad sus perfiles, proyectos y caracteres.
No en vano de esta larga confrontación emergió el más profundo de los cambios experimentados por la sociedad mexicana hasta nuestros días. De hecho es la marca histórica a partir de la cual puede hablarse de nación y de estado. Antes, había elementos, premisas, para la constitución de ambos, pero sólo una revolución que rompiera con la herencia colonial podía ponerlos en acto, organizarlos y darles la forma. De haberse retrasado por más tiempo la mutación, el destino seguro que le esperaba a la flamante república, era su desaparición en el mapa del nuevo imperio emergente en Norteamérica o bien, el retorno a la condición de colonia subordinada al imperio inglés o al francés, ambos en ascenso o incluso a la decadente monarquía española.
Los revolucionarios liberales tomaron medidas difíciles y radicales: expropiaron al clero, disolvieron al viejo ejército venido desde los realistas, decretaron la libertad de cultos, se dispusieron a distribuir las tierras, pospusieron los pagos de la usuraria deuda externa. Sin estas acciones no podía haber México, pero el ejecutarlas entrañaba a su vez la posibilidad de su desaparición, quizá definitiva. Era como encontrarse entre la espada y la pared, en medio de una paradoja infernal o círculo vicioso que no se podía eludir y al cual había que romper en algún punto.
El programa y las aspiraciones alimentadas por dos generaciones de liberales se alcanzaron a medias. Hubo una fundamental que se quedó en los papeles y que daría lugar a la revolución de 1910: la distribución de la tierra y la conversión de los cientos de miles de jornaleros, medieros, aparceros y arrendatarios en dueños de sus parcelas. Se obtuvieron resultados parciales con la venta de las grandes haciendas eclesiásticas, pero se dejó intocado el latifundio privado. No había fuerzas para tanto y se requería el apoyo de un sector de los terratenientes.
La encrucijada de 1861 cogió a la república en una tenaza. Una de sus pinzas se constituía por la violencia interna continuada por las guerrillas conservadoras en las que se prolongó el ejército disuelto que seguían amagando caminos y pueblos en las regiones centrales o asesinando dirigentes políticos como le sucedió a Melchor Ocampo. Para ganar la paz, se gastaban cuantiosos recursos de una hacienda pública exhausta. Tanto, que en julio de 1861 hubo que suspender el pago de la deuda exterior. Ello activó la otra pinza, pues desató la ira de los acreedores o sirvió de pretexto para alimentar los planes de dominio. Empezaron las advertencias y amenazas de las principales cortes europeas y de Estados Unidos. En estas tesituras, muy pocos apostaban al futuro de una nación independiente. Todos los días surgía un nuevo designio para liquidar a la república y a su revolución, quiméricos o viables, con profetas armados o desarmados, pues no había quien deseara quedarse al margen a la hora de repartir el botín. En las cancillerías europeas circuló incluso la peregrina especie de trasladar el Papa a México y convertir el territorio en unos nuevos estados pontificios, terminando de paso con su precaria situación en Italia, pues se recordaba que en 1848 el sumo pontífice había sido expulsado de Roma por los nacionalistas. Los sudistas norteamericanos a su vez, se frotaban las manos previendo vastas comarcas dedicadas a la crianza y explotación de esclavos, mientras los del Norte, -libertarios y republicanos-, exigían al gobierno mexicano la hipoteca de la Baja California, Sonora y Chihuahua. A final, en Europa triunfó la propuesta de instalar un gobierno títere ofreciendo la corona de un artificioso imperio mexicano a algún príncipe de las casas reinantes y así tuvimos a Maximiliano de Habsburgo, figura política a la cual ahora no falta quien pretenda embellecer. Fecunda idea, pues se daría un rey a las ranas que lo estaban pidiendo y habría una mano santa que protegería los intereses de los amos: emperadores, emperatrices, prestamistas, reyes, reinas, papas, obispos, cardenales, industriales, comerciantes, terratenientes, navieros, generales, mariscales.
Todo perfecto, excepción hecha de que a ninguno de los estrategas se le ocurrió considerar en serio otra variante: la disposición del pueblo mexicano y de su gobierno. Bastaba con tener la aquiescencia de unos cuantos notables y de algunas actas de adhesión levantadas o inventadas que para el caso era lo mismo. Ninguno advirtió -o le acordó al suceso mayor importancia- que el 1 de enero de 1861 se había consumado la victoria interna de las fuerzas políticas y culturales portadoras del proyecto nacional. Para dar marcha atrás o borrar este hecho, habría que liquidar materialmente a cientos de miles o millones de personas. Los juaristas –sinteticemos con este calificativo a todos los patriotas, aunque les hace poca justicia por la riqueza y variedad de sus orígenes o formulaciones ideológicas, así como su estatura política e intelectual- sí comprendieron esta circunstancia. Por eso, aún caminando al filo del abismo, su dirección se mostró firme y obstinada: ya cambiarían las tornas en el tablero internacional, los imperios reñirían entre sí y se abrirían espacios para los débiles, mientras tanto sólo cabía resistir y resistir.
¿Será ocioso o inútil escribir sobre pasajes tan lejanos en nuestra historia?. No lo considero así, porque hay gestas colectivas sobre la que es preciso volver una y otra vez para comprender. Y entender el pasado es el mejor camino para descubrir las claves del presente, en cuya telaraña de acontecimientos, indefiniciones, dudas e incógnitas podemos perdernos, sin vislumbrar salidas. En 1861, año crucial, el gobierno mexicano tomó decisiones adecuadas para salvar al país, negoció hasta donde se pudo y cuando se le impuso la guerra, entró en ella sin concesiones, a fondo, decidido a ganar. Ello templó el espíritu de resistencia e hizo renacer el sentido de identidad entre los más combativos. A la postre, ganó la apuesta. En el contexto de la crisis generalizada que ahora soportamos, hay que apostarle de nuevo a la organización y puesta en pie de las fuerzas sociales que hicieron posible las victorias de 1861 y 1867.
Dice Víctor que hay que apoyarse en las fuerzas sociales que hicieron posible las victorias de 1861 y 1867. Pero esas fuerzas estaban constituídas por los campesinos pobres y medios, algunos campesinos ricos, la todavía poco desarrollada clase obrera, la pequeña burguesía y, como clase dirigente, la burguesía liberal, revolucionaria en esa época. Las victorias de 1861 y 1867 consolidaron a México como nación capitalista independiente políticamente. En el México actual, es el régimen de explotación capitalista el que explota y oprime a millones de mexicanos y los somete a las mayores privaciones en épocas de crisis; para evitar que las masas revolucionarias vuelvan a ser usadas como carne de cañón, la clase obrera debe organizar sus propias fuerzas y las de sus aliados para conquistar el poder mediante una revolución dirigida por ella para derrocar al Estado burgués e instaurar un régimen socialista.
"Hay gestas colectivas sobre la que es preciso volver una y otra vez para comprender", dice Orozco. Precisamente, 1810, 1860 y 1910 tienen mucho que enseñar al pueblo mexicano por toda esa sangre que derramó sin cumplir sus aspiraciones.

jueves, 7 de enero de 2010

En 2010 la Radio comunitaria volverá a transmitir para el pueblo


Así recibimos el nuevo 2010:
Con el respaldo de una OPINION FAVORABLE de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) desde el pasado 28 de octubre, para el otorgamiento de PERMISOS para transmitir en Frecuencia Modulada en favor de seis radios comunitarias de AMARC, incluyendo nuestra propuesta a través de "POR LA IGUALDAD SOCIAL AC"...
Con estos permisos en suspenso, mientras la SUPREMA CORTE termina su resolución para que sea la COFETEL y no el secretario de Comunicaciones quien firme los mencionados permisos ya aprobados...
Con una situación de LIBERTAD BAJO CAUCION para Héctor Camero, a quien el Juez 5o. Penal dictó orden de APREHENSION, aceptando la denuncia de la Secretaría de GOBERNACION, por violación al Artículo 150 de la Ley de Bienes Nacionales, por "uso, aprovechamniento y explotación del espectro radioeléctrico sin permiso". El juicio está en la etapa de presentación de pruebas, previa a la sentencia definitiva del Juez...
Con más de ochenta TESTIGOS que se presentaron voluntariamente en el Juzgado 5o. Penal a atestiguar en favor del carácter social de la radio comunitaria...
Con cientos de personas de la ASOCIACION CIVIL "Tierra y Libertad" y de las colonias proletarias del Topo Chico, así como simpatizantes de esta lucha dispuestas a expresar su solidaridad para asegurar el regreso de ésta que era la voz de los trabajadores pobres del norte de Monterrey...
Con más del centenar de personas, muchas de ellas lejanas físicamente y otras sin conocernos directamente, quienes se solidarizaron con esta causa a través de las páginas de la BRIGADA DE JOVENES en Apoyo y la página "ESTOY EN CONTRA de la Orden de Aprehensión" de Facebook...
Con el invaluable apoyo de AMARC, su OFICINA central y la RED de radios hermanas, que han hecho posible que los trámites de permiso y la defensa legal en el juicio contra Camero tengan el grado de avance aquí apuntado...
Con la presencia constante del VOLUNTARIADO de la Radio comunitaria, que no ha dejado de reunirse para informarse, prepararse y proponer, mes tras mes, con más empeño desde el nefasto asalto a la radio el 6 de junio de 2008...
Con el apoyo permanente que siempre nos han manifestado los camaradas de la KEHUELGA y de las Radios Libres que han estado pendientes de este problema, así como colectivos solidarios desde diferentes rincones del país...
Así recibimos el año nuevo, pues, por lo cual tenemos DERECHO a ser optimistas y EL DEBER de ser consecuentes, para proponernos regresar al aire con la voz de los hombres y mujeres del pueblo sencillo en este 2010! ¡Gracias por ayudarnos a hacerlo posible!
Foto: Evento de la Brigada Juvenil de Apoyo a la radio Comunitaria en junio de 2009

martes, 5 de enero de 2010

La Radio y los días. Cómo duele el frío: aquel invierno de 1983


No se ha repetido otro invierno tan cruel en Monterrey como aquél de 1983. Cuchilladas de aire helado penetraban a través de rendijas y agujeros hasta los cuerpos que se apeñuscaban para tratar de mitigar el frío, mostrando las carencias de las viviendas cuando Tierra y Libertad iba ya hacia su primera década de existencia. Los constructores de los grandes edificios y mansiones de las colonias residenciales, apenas tenían tiempo para agregar unos bloques o unos enjarres como parches eternamente provisionales a sus propias viviendas.
Una madrugada cerca de Navidad la temperatura llegó a los 8 grados bajo cero. Aún así, no se suspendieron los trabajos de introducción de la tubería de gas natural. El metálico repiquetear de los martillos neumáticos se venía oyendo día y noche, desde que se iniciaran las obras a partir de la primera entrega de Escrituras de Tierra y Libertad. ¡Cuánto trabajo nos había costado conseguir esos documentos que legalizaban el muy modesto patrimonio de mil familias de trabajadores pobres! ¡Qué penoso, sobre todo, haber tenido que enfrentar en este último tramo de una lucha que se había dado a conocer en todo el país, a quienes habían sido nuestros compañeros y eran ellos, no el gobierno, quienes ahora pretendían negarnos este derecho a obtener el reconocimiento legal del pedazo de tierra que fue sustento de nuestra lucha!
Al astuto Gobernador Martínez Domínguez le venía de perlas la acusación que Alberto Anaya nos hacía de “gobiernistas” a quienes aceptamos encabezar la voluntad mayoritaria de legalizar la posesión de los terrenos de Tierra y Libertad.
Así, la súbita necesidad de expropiar estos terrenos no parecía un movimiento obligado para responder a la iniciativa de cientos de familias que un mes antes de la expropiación inundamos el Tribunal de Justicia para iniciar las demandas de Prescripción Adquisitiva... Martínez Domínguez declaró la expropiación; el Estado reconocía el derecho de los ocupantes y escrituraría a nombre de cada familia, pagando dos pesos para la introducción de un servicio por cada peso que los vecinos pagaran por sus terrenos.
Al final, era tanta la urgencia del gobernador por aparecer personalmente entregando las Escrituras, que se olvidó de cobrar, los vecinos de Tierra y Libertad recibimos nuestros documentos y se introdujo la línea para el gas natural, servicio propuesto en virtud de contar, aunque precariamente y en forma ilegal, con los otros servicios. Todavía estábamos muy lejos de poder dar la lucha por contar con servicios legales y de calidad, y menos sospechábamos que contra esta demanda no sólo se opondría Alberto Anaya, sino ¡el propio gobierno!
Aquella gélida noche de Diciembre, tratando de hacer menos pesada la labor de los trabajadores metidos a las zanjas, compartíamos la plática y el café calentado en las brasas. Y como alguien comentara lo injusto de estar en esos días navideños, con ese intenso frío que dolía en los huesos y en turno nocturno trabajando, el martillero, hombre a quien su oficio seguramente le acostumbraba a exigirse fuerza y no palabras, volvió a la máquina que mantenía descansando y antes de iniciar la tormenta de ruido dijo:
-- Tienen razón, pero una cosa me conforma. Que tengamos todos pronto este servicio y que podamos ayudar a mucha gente más.
El frío apretó y sólo los que trabajaban conservaban el calor. Yo me retiré pensando en que aquellas sencillas palabras, aceptadas por todos los presentes, eran la mejor muestra de que el documento de propiedad de una sencilla vivienda en nada afectaba al desarrollo de una conciencia solidaria. Tierra y Libertad fue la primera colonia del Topo Chico en contar con la línea de gas natural. Todavía hubo que esperar hasta 1988 para decidirse a dar la lucha por la contratación, que en aquel entonces se hacía con la CFE y a partir de entonces promovió la introducción del servicio en toda la zona.
Alberto Anaya lanzó la consigna de oponerse a la introducción del gas natural. ¡Preferimos cocinar con leña! -declaró la gente de su sector a la prensa. Un año después, él compró casa para su familia en una colonia de medio pelo en San Nicolás, con gas natural, por supuesto. Sus vecinos en Tierra y Libertad Centro siguen hasta la fecha sin este servicio.
Foto: Subiendo el cerro con tanque de gas