viernes, 2 de julio de 2010

¿Crimen laboral? No. "Una víctima más de las lluvias"

A sus 73 años, don Bernardino Rostro Renovato todavía tenía que salir a ganarse la vida en uno de los trabajos más pesados y más mal pagados en esta industriosa ciudad, porque la competencia es mucha: ayudante en la construcción.
¿Qué obligaba a este hombre en edad de un merecido reposo, seguramente con más de medio siglo de trabajo sobre sus espaldas, a salir a ofrecer su gastada fuerza de trabajo a cambio del mísero salario de ayudante de albañil? No se sabe que algún medio informativo lo haya entrevistado al respecto, pues éstos suponen que usos y costumbres tan repetidos en una sociedad, como la falta de pensión para los ancianos o lo miserable de ésta, no pueden interesar al público.
Por eso a nadie llamó la atención que don Bernardino fuera obligado a meterse a trabajar a una zanja, aún cuando la tierra estaba húmeda por las primeras aguas que desde horas antes anunciaban la llegada del huracán Álex. Ni llamó la atención que el anciano siguiera trabajando en la zanja cuando a las 3 de la tarde de ese 30 de junio las aguas se desataban sobre la exclusiva colonia Bosquencinos, trepada como tantas otras del sur de la ciudad, en las tasajeadas faldas de la otrora verde Sierra Madre.
Inmediata a la zanja, una barda de 2 metros de altura por 20 de largo debió verse como losa para tumba a los ojos del trabajador, quien muchas veces en su vida escucharía como burla la orden patronal: “¡Si no te gusta, salte y vete a tu casa!” Y obligado a desoír al instinto de conservación, siguió cavando, cavando, hasta que el ruido del derrumbe ahogó el de la pala y toneladas de tierra se le vinieron encima y sobre la tierra, la pesada barda.
Bernardino Rostro, el jornalero que a los 73 años buscaba ganarse la vida, halló una muerte espantosa, sepultado en vida. Un compañero más joven alcanzó a salir de la trampa, resultando con heridas no graves que fueron atendidas en el hospital San Vicente, porque usted sabe, en Nuevo León no es necesario dar de alta a los trabajadores en el Seguro Social.
Desde las primeras noticias se evadió hacer mención de la negligencia criminal del patrón o patrones. El 1º de julio El Norte publicó: “Las autoridades presumen que el desplome de la barda y el talud se debió al exceso de humedad por las lluvias constantes que azotan desde ayer el estado, además de una construcción inadecuada de la estructura de concreto”.
El 2 de julio, el boletín oficial indultó cualquier responsabilidad patronal: “Bernardino Rostro Renovato, de 73 años fue sepultado por una barda que se derrumbó por el exceso de humedad en el cruce de Paseo de Peregrinos y Paseo de los Encinos, en la Colonia Bosquencinos alrededor de las 16:00 horas del miércoles y ayer por la mañana la autoridad lo contabilizó como una víctima más de las lluvias”.

2 comentarios:

  1. Una razón más (como si faltaran) para seguir exigiendo castigo penal a los patrones por esta negligencia, creación de leyes estrictas que prohiban y prevengan el trabajo ante situaciones riesgosas, obligatorio dar de alta a los trabajadores en el IMSS, etc..

    ResponderEliminar
  2. Que tristeza, como si no supieran el riesgo, no puede ser. Esto debe ser juzgado penalmente, alguien debe ser responsable de haber metido a estos trabajadores en estas circunstancias al foso de su muerte.
    En España los dueños de las obras son responsables penalmente, me imagino q en otros países más avanzados q España, debe ser igual. En México tenemos que luchar por ello.
    No más crimenes laborales!

    ResponderEliminar