domingo, 25 de julio de 2010

De peores situaciones se ha levantado el pueblo mexicano

De peores situaciones se ha levantado el pueblo mexicano. Así describe don José María Vigil la situación que vivía el país en julio de 1860, hace exactamente 150 años:

"Síntoma harto significativo de aquellos momentos fue la carta de doscientas dos personas de las más notables de la capital. Patética y de verdad incontrovertible era la descripción del estado que guardaba la nación:
‘En vano pretenderíamos trazar -decían- el espantoso cuadro de desolación que hoy presenta nuestra República, porque no se ha dado a la pluma más elocuente pintar con toda verdad el cúmulo de calamidades que la airada mano de Dios ha arrojado sobre sus desgraciados habitantes… No existe ya un solo interés justo, ni un solo derecho respetable que no haya sido profundamente herido o esté de muerte amenazado. La dignidad de la nación, su independencia, las propiedades, la libertad y la vida de los mexicanos; todo, todo está a merced de los atentados de la fuerza ciega, todo peligra o perece, todo es víctima de los furores de la guerra civil que desgarra a la sociedad; arruinada la agricultura, aniquilada la industria, paralizado el comercio, cegadas casi las fuentes de la riqueza pública y el erario en completa bancarrota; la desmoralización cundiendo con espantosa rapidez por todas las clases de la sociedad; relajados los resortes de la autoridad y los vínculos sociales, y la rapiña, el incendio y la matanza sembrando por dondequiera la miseria, el exterminio y la desolación; tal es el cuadro que presenta la nación a sus desventurados hijos y a la asombrada vista del mundo civilizado’.
Aquel pensamiento no mereció del partido clerical mas que la reprobación y la burla; durante todo aquel período de lucha sangrientísima, ni una sola palabra de paz salió de los labios de los obispos y demás sacerdotes que, por el contrario, parecían complacerse en las inmensas desgracias que pesaban sobre la nación.
Don Rafael Herrera, cura de Tlaltenango, movido a compasión por los estragos de la discordia civil, dio a luz un folleto intitulado Una palabra de paz; sin embargo, su prelado, el obispo de Guadalajara, encontró aquel pensamiento digno de censura, llamó al párroco, le hizo un serio extrañamiento por su opúsculo, le probó con textos de los libros santos que la guerra no solo era lícita, sino justa y necesaria cuando se trataba de exterminar a los enemigos de Dios y le obligó a retractarse públicamente, para reparar el escándalo que en los fieles había causado."
( J. M. Vigil. México a través de los siglos. La Reforma, p. 426).

Al grito de ¡Religión y fueros! la Iglesia y el ejército incendiaban el país: toda esa brutalidad representaba la decadencia de la sociedad semifeudal que se negaba a morir. La violencia reaccionaria fue finalmente derrotada por las fuerzas progresistas, encabezadas en aquel entonces por la burguesía liberal. Hoy el régimen capitalista es el que exhibe violentas muestras de descomposición; es imposible que cualquier partido o caudillo, representantes de la clase explotadora, encuentren la solución. Es la hora de los explotados de la ciudad y del campo.

1 comentario:

  1. Excelente y muy alentador para estas tristes épocas en México. En que la corrupción tan profundamente arraigada en la burguesía y sus partidos, trasumando pequeño burgueses e incluso proletarios (lumpenproletario), y su engendro, el narcotráfico, desmiembran la sociedad mexicana.

    ResponderEliminar