sábado, 14 de abril de 2012
Del menosprecio de los Lopezobradoristas a 8 posibles millones de votantes
Los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, quien se postula como candidato de izquierda en la campaña presidencial de 2012, parecen estar más preocupados por llenar de votos virtuales las encuestas en las redes sociales, que por sumar votantes de carne y hueso para colocar en la presidencia a su candidato.
Concretamente, parece que olvidaron que hace seis años el programa que dio fama nacional al entonces Jefe de Gobierno del DF fue el apoyo económico a los adultos mayores de 70 años. A pesar de que se trataba de sólo la mitad del salario mínimo al mes, la iniciativa (inédita en México) generó grandes simpatías a favor del Peje, bien asesorado por una científica de la Medicina Social, la Dra. Asa Cristina Laurell. Ni Cuauhtémoc Cárdenas, ni Rosario Robles, ni ningún otro Gobernador del mismo partido, mucho menos los priistas o los panistas, habían dado un paso en ese sentido.
Los enemigos de AMLO se apresuraron a tachar de “populista” dicho programa, que hace muchos años y con cantidades más respetables se otorga en los países industrializados como pensión por vejez. Pero como ese “populismo” no parecía desagradar a los electores, pasaron a golpear por debajo al Peje con lo del “Peligro para México” y dejaron en paz su programa, mismo que sin rubor alguno copiaron el priista Natividad González Parás para ganar la gubernatura de Nuevo León (y que volvió a hacer ganar a Rodrigo Medina) y el panista Vicente Fox, con la más raquítica imitación de Oportunidades.
Una vez iniciadas las campañas del 2012, y aunque López Obrador se ha quejado de que el candidato priista le plagia sus propuestas, ninguno de los rivales del tabasqueño ha querido comprometerse con los ancianos y ancianas del país. Sigue siendo López Obrador el único que sostiene esa propuesta, ahora con la ventaja de plantearla a partir de los 68 años, no los 70 que requieren Oportunidades y el Gobierno priista de Nuevo León; por una cantidad mayor (900 pesos contra 700 del Programa Sí vale y 500 de Oportunidades) y con una ventaja todavía mayor sobre éstos: que el apoyo es UNIVERSAL, es decir, se otorga TENGAN O NO PENSION DEL IMSS, pues no se atiende a la vida laboral sino que se protege a la vulnerabilidad por la edad. Los priistas y el gobierno federal rechazan otorgar estos míseros apoyos a quienes ya tienen pensión. ¡No vayan a hacerse millonarios!
Para entender lo que esto significa para la vejez pobre, habría que tratar de ponerse en los zapatos de millones de adultos mayores, que con miserables pensiones de 2 mil pesos mensuales o menos tienen que pagar servicios, transporte, contribuciones, tutoría de menores o enfermos a su cargo, gastos imprevistos… y quizás quede algo para comer. Contar con un incremento del 45 % sobre la miserable pensión sería apenas empezar a hacer justicia a quienes con una vida de trabajo contribuyeron a crear la riqueza de la sociedad que los olvida. Las vergonzantes campañas basadas en los acarreos con tortas y refrescos, entrega de gorras, playeras, despensas y vasitos siguen siendo un escupitajo de burla que arrojan los partidos registrados sobre el rostro del pueblo aplastado en la ignorancia y la miseria; nada tienen en común con la pensión por vejez que -hay que reconocer- inició hace 12 años en el DF López Obrador por su propia iniciativa y que independientemente de sus motivaciones políticas, debe verse como un reconocimiento todavía tímido a la dignidad de los adultos (as) mayores.
Sin embargo, este programa que beneficia a una población de 4 millones de personas y que por extensión genera indudables simpatías cuando menos a un familiar de los beneficiarios, sumando 8 millones de votos que uno supondría es el lenguaje que les interesa a los partidos que hacen de las elecciones su motivo de existencia, este programa aparece perdido entre muchos otros que nada, absolutamente nada representan para la gran masa de electores, como los anunciados por Fernando Turner, distinguido por AMLO para la cartera de Economía y conocido como entre la clase obrera de Monterrey como uno de los más negreros patrones de esta industriosa ciudad.
Los simpatizantes de López Obrador no parecen estar ellos mismos convencidos de las bondades de los programas sociales de su candidato, programas que en el lenguaje del pueblo sencillo les ayudaría con facilidad a explicar porqué en la coyuntura actual, ante el peligro inminente del regreso del PRI o el no menor riesgo de la continuación del PAN en la presidencia, su opción es la que merece la oportunidad de gobernar, o dicho en el realista lenguaje de estos tiempos, es “la menos peor”.
Concretamente, parece que olvidaron que hace seis años el programa que dio fama nacional al entonces Jefe de Gobierno del DF fue el apoyo económico a los adultos mayores de 70 años. A pesar de que se trataba de sólo la mitad del salario mínimo al mes, la iniciativa (inédita en México) generó grandes simpatías a favor del Peje, bien asesorado por una científica de la Medicina Social, la Dra. Asa Cristina Laurell. Ni Cuauhtémoc Cárdenas, ni Rosario Robles, ni ningún otro Gobernador del mismo partido, mucho menos los priistas o los panistas, habían dado un paso en ese sentido.
Los enemigos de AMLO se apresuraron a tachar de “populista” dicho programa, que hace muchos años y con cantidades más respetables se otorga en los países industrializados como pensión por vejez. Pero como ese “populismo” no parecía desagradar a los electores, pasaron a golpear por debajo al Peje con lo del “Peligro para México” y dejaron en paz su programa, mismo que sin rubor alguno copiaron el priista Natividad González Parás para ganar la gubernatura de Nuevo León (y que volvió a hacer ganar a Rodrigo Medina) y el panista Vicente Fox, con la más raquítica imitación de Oportunidades.
Una vez iniciadas las campañas del 2012, y aunque López Obrador se ha quejado de que el candidato priista le plagia sus propuestas, ninguno de los rivales del tabasqueño ha querido comprometerse con los ancianos y ancianas del país. Sigue siendo López Obrador el único que sostiene esa propuesta, ahora con la ventaja de plantearla a partir de los 68 años, no los 70 que requieren Oportunidades y el Gobierno priista de Nuevo León; por una cantidad mayor (900 pesos contra 700 del Programa Sí vale y 500 de Oportunidades) y con una ventaja todavía mayor sobre éstos: que el apoyo es UNIVERSAL, es decir, se otorga TENGAN O NO PENSION DEL IMSS, pues no se atiende a la vida laboral sino que se protege a la vulnerabilidad por la edad. Los priistas y el gobierno federal rechazan otorgar estos míseros apoyos a quienes ya tienen pensión. ¡No vayan a hacerse millonarios!
Para entender lo que esto significa para la vejez pobre, habría que tratar de ponerse en los zapatos de millones de adultos mayores, que con miserables pensiones de 2 mil pesos mensuales o menos tienen que pagar servicios, transporte, contribuciones, tutoría de menores o enfermos a su cargo, gastos imprevistos… y quizás quede algo para comer. Contar con un incremento del 45 % sobre la miserable pensión sería apenas empezar a hacer justicia a quienes con una vida de trabajo contribuyeron a crear la riqueza de la sociedad que los olvida. Las vergonzantes campañas basadas en los acarreos con tortas y refrescos, entrega de gorras, playeras, despensas y vasitos siguen siendo un escupitajo de burla que arrojan los partidos registrados sobre el rostro del pueblo aplastado en la ignorancia y la miseria; nada tienen en común con la pensión por vejez que -hay que reconocer- inició hace 12 años en el DF López Obrador por su propia iniciativa y que independientemente de sus motivaciones políticas, debe verse como un reconocimiento todavía tímido a la dignidad de los adultos (as) mayores.
Sin embargo, este programa que beneficia a una población de 4 millones de personas y que por extensión genera indudables simpatías cuando menos a un familiar de los beneficiarios, sumando 8 millones de votos que uno supondría es el lenguaje que les interesa a los partidos que hacen de las elecciones su motivo de existencia, este programa aparece perdido entre muchos otros que nada, absolutamente nada representan para la gran masa de electores, como los anunciados por Fernando Turner, distinguido por AMLO para la cartera de Economía y conocido como entre la clase obrera de Monterrey como uno de los más negreros patrones de esta industriosa ciudad.
Los simpatizantes de López Obrador no parecen estar ellos mismos convencidos de las bondades de los programas sociales de su candidato, programas que en el lenguaje del pueblo sencillo les ayudaría con facilidad a explicar porqué en la coyuntura actual, ante el peligro inminente del regreso del PRI o el no menor riesgo de la continuación del PAN en la presidencia, su opción es la que merece la oportunidad de gobernar, o dicho en el realista lenguaje de estos tiempos, es “la menos peor”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario