lunes, 23 de noviembre de 2009

A propósito de la denuncia de "El Norte" sobre la prostitución


¿Qué hace más inmoral al negocio de intoxicar jóvenes con drogas que al de hundir jovencitas, casi niñas, en el lodazal de la prostitución?
¿Porqué se resisten las autoridades a legalizar el consumo de las drogas mientras se rehabilita a la víctima, y en cambio se legalizan todas las variantes del mercado del sexo mientras se abandona a las víctimas en manos de sus explotadores?
¿Porqué, a pesar de la imparable corrupción que permea todo el tejido social no se atreven aún los grandes medios de difusión a hacer publicidad de las drogas, cuando sí compiten abiertamente en su función de proxenetas publicitarios?
¿Porqué, si se considera que el tráfico de mujeres es el segundo negocio del crimen organizado que más ganancias reporta en el mundo despues del narcotráfico, contra éste se emplean militares y policías, mientras el otro se anuncia, se regula y paga impuestos?
Ambos son dos tipos de cáncer que destruyen física y moralmente al individuo y a la sociedad, ¿porqué uno -cuando menos de palabra- es combatido y el otro es descaradamente tolerado?
Porque el tráfico de drogas amenaza a los pobres, pero sobre todo a los ricos, que pueden comprarlas. Amenaza su seguridad, su tranquilidad y su patrimonio. La prostitución, en cambio, amenaza fundamentalmente a los jodidos. Las hijas de los ricos nunca se prostituirán por hambre.
Esta horrible realidad aparece de cuando en las páginas de los periódicos o en sórdidas imágenes de la televisión, derramando hipócritamente una lágrima por lo que llaman “el oficio más antiguo del mundo”. A la burguesía le interesa hacer aparecer las lacras de la sociedad de clases como un fenómeno inherente a la humanidad, “pecadora por naturaleza”. Mienten interesadamente. La civilización humana cuenta con cientos de miles de años de evolución y sólo en los últimos cinco mil, con la aparición de las clases sociales, la mujer perdió el papel predominante que tenía en la sociedad primitiva.
La pequeña burguesía suele mostrarse indignada con la explotación sexual. Llama a organizarse a las “sexoservidoras” contra los lenones, chulos, padrotes, policías y demás fauna nociva de ese ambiente. Pero no quieren destruir esta lacra, sólo quieren hacerla tolerable, embellecerla, comenzando con el nombre. Son, esencialmente, tan hipócritas o más que los burgueses.
Las bacanales romanas solían festejarse entre una minoría: los jefes triunfantes, que forzaban a las mujeres de los vencidos a convertirse en parte del botín.
La moderna sociedad capitalista comparte amplia, democráticamente, la degradación de la mujer, poniendo los goces de su carne al alcance hasta de sus hermanos de clase, basta con que el salario alcance para darse ese gusto. Hay tarifas para todos; ejecutivos y proletas. Negocios son negocios. Así ¿evoluciona? la moral de la sociedad capitalista.
La prostitución no tiene remedio en esta sociedad. Nació con la sociedad de clases y con ésta tiene que desaparecer. La mujer especialmente, tiene sobrados motivos para luchar por la destrucción de un orden semejante. Y los hombres tienen que avanzar en la comprensión de los podridos mecanismos del sistema de explotación que no sólo a él aplastan, sino que inexorablemente amenazan a su mujer y a sus hijas.

FOTO: En una sección, El Norte denuncia la prostitución; en otra, la promueve.

4 comentarios:

  1. Gracias "La mera, mera" por estos artículos que nos ayudan a comprender el porqué de las cosas.

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  2. Mientras estoy de acuerdo en la doble moral de la sociedad, y la base económica de las decisiones de estado haciéndolas pasar por decisiones de "moral", no comparto el análisis.

    En principio, la prostitución no es exclusiva de las mujeres: los hombres se prostituyen también.

    En seguida, dudo mucho que la prostitución sea un mal "de pobres" mientras que la drogadicción sea un "mal de ricos".

    La aseveración de "la prostitución nació con la sociedad de clases" es fácilmente discutible, porque incluso existe en el mundo animal: entre los monos hay hembras (no se si machos también) que ofrecen "favores sexuales" a cambio de comida. Ojo: no digo que sea la prostitución algo "natural", solo que la aseveración es muy a la ligera.

    En fin, mi comentario es que, mientras que comparto mi indignación por la prostitución y por la doble moral, no comparto la forma, ya que esto no es un análisis con datos, con verdades, sino con opiniones "del ronco pecho".

    Ojo con eso "mera mera", si quieres ser un(a) analista "serio" hay que soportar cada aseveración, y ha veces vas a encontrar que eso que creías no era cierto. No porque así lo creas y parezca verdad obvia necesariamente es verdad.

    Y ni modo, aunque cueste trabajo, es la chamba del analista.

    Suerte.

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  3. He aquí dos puntos de vista que llevan a dos conductas totalmente diferentes, a partir de la observación de un mismo fenómeno social (la prostitución).
    Nosotros afirmamos que la prostitución es una lacra que no es consustancial a la humanidad; que apareció en un momento dado del desarrollo social. ¿En qué momento? Cuando aparecen las clases sociales, con la noción de la propiedad privada. Antes de esto, durante todo el largo período que precede a la civilización, durante la comunidad primitiva, la mujer tuvo un lugar preponderante: ella participaba en las rústicas tareas que involucraban a toda aquella atrasada sociedad, y como madre, era reconocida por todos sus hijos, mientras se desconocía quiénes eran los padres.
    Con el desarrollo de la agricultura y la ganadería hubo por primera vez excedentes sobre las necesidades propias de alimentación y con ello la posibilidad de explotar mano de obra para acrecentar esta riqueza, diferenciando así a unos cuantos grandes poseedores de una mayoría de desposeídos y de esclavos. Al mismo tiempo, se generó la necesidad de garantizar la transmisión hereditaria de la riqueza acumulada, para lo cual se requirió de una incruenta revolución social: se eliminó el derecho materno y se impuso el derecho del hombre, mediante el cual éste tendría seguridad legal acerca de quiénes eran sus hijos. La mujer pasó desde entonces hasta nuestros días, a la condición de esclava doméstica y para las que caen en las peores condiciones de indefensión, a tener que alquilar su cuerpo para el disfrute sexual de los hombres para sobrevivir.
    En su obra “El origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado”, Federico Engels señala como llegaron él y Carlos Marx a semejantes conclusiones simultáneamente con Lewis Morgan, quien durante cuarenta años realizó sus investigaciones sociales con aborígenes de los Estados Unidos.
    Pero a personas como “Anónimo” les parecen “ligeras” estas aseveraciones. El nos cambia este proceso por una comparación con el mundo animal, cuando menos, el de los primates. “Ciertas hembras de los monos cambian favores sexuales por comida”, nos informa. Pero en toda la historia de la evolución de los simios, Anónimo no va a poder mostrarnos uno sólo (¡menos a un grupo de monos mafiosos!) que se haya enriquecido explotando a las hembras famélicas, o que sea capaz de organizar una pandilla de gorilas vividores, entre padrotes, publicistas, vigilantes, etc.
    Si uno reconoce el origen social de las lacras como la prostitución, la conducta consecuente no puede ser otra que atacar el origen del mal. Si la prostitución nació con la propiedad privada y con la división de clases, la conducta no puede ser otra que luchar por la propiedad social de los grandes medios de producción y por la eliminación de las clases explotadoras. La mujer tendrá una gran oportunidad de recuperar su lugar en la sociedad con esta lucha y los hombres tendrán que despojarse de todos los prejuicios machistas para construir la sociedad de la igualdad social.
    Pero si uno quiere creer que “el análisis serio” es depositar en los genes el origen de las lacras sociales, porque la naturaleza o Dios ya nos mandaron al mundo con estas taras, entonces no hay más que resignarse, pero eso sí: declarar su “indignación”, tan grande como esteril.
    De las otras inconformidades de “Anónimo” no hay más que decir. Nuestro comentario fue sobre el artículo de “El Norte” que se refería a la prostitución de jovencitas. Eso no quiere decir que desconozcamos que hay prostitución de señoras, de adultas mayores, de chicas del Tec o de varones. Y la solución es exactamente la misma que ya señalamos.

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  4. Gracias a Anonimo como quiera, xq gracias a sus "críticas" :P el artículo ha quedado redondito.

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