jueves, 1 de abril de 2010

La lección del Congreso en el caso de La Pastora


El Congreso del Estado dio una formidable lección práctica de venalidad y de sometimiento a los intereses de los poderosos, al aprobar la cesión de terrenos de La Pastora para la construcción del estadio de FEMSA.
Ahí se exhibió toda la podredumbre, cinismo y degradación política del PRI, que arrastró hasta el lodo a sus colegas del PAN. Muy en su ambiente, también se revolcaron en el estercolero el Verde, el PANAL y, tapándose la nariz, el PT.
Para ellos no contaron las múltiples protestas ciudadanas ni los argumentos científicamente fundados que presentó, sobre todo, el Colectivo Ciudadano en defensa de La Pastora. FEMSA pesó mucho más que todos ellos; ganó esta batalla, pero… aún no gana la guerra.
Y la guerra no se restringe a esta lucha por defender La Pastora, va más allá.
Si los hombres y mujeres que participan en esta lucha aprovechan bien la experiencia, ya ese sólo hecho es una ganancia. Comprender, por ejemplo, a qué intereses de clase sirven los “representantes populares”. El grito de “traidores” que tanto se escuchó, es revelador. Sólo puede sentirse traicionado quien confiaba en ellos. Para el “Diablo” Fernández, los diputados son fieles como un perro, pero a la ciudadanía que también supuestamente representan, le enseñaron los colmillos.
El Congreso es una de las instituciones del Estado. El Estado no es neutro, tiene carácter de clase, la clase que detenta el poder. Su democracia, sus partidos y su fuerza armada igualmente, sirven a los intereses de esa clase. Por eso dan la espalda a los derechos de los pueblos indígenas, permiten la violación a las mujeres de Atenco, aprueban a ciegas la Ley Televisa, acorralan a los mineros, despiden masivamente a los electricistas, insultan con sus fabulosos sueldos, aprueban salarios de hambre para los obreros, niegan el Seguro Social universal, regalan los terrenos de La Pastora, etc. etc.
¿Quiere eso decir que no se puede luchar contra tan poderosos enemigos coligados? Al contrario, quiere decir que hay que luchar sabiendo de qué lado están. Que precisamos tener la razón y pueblo de nuestro lado. Que cada lucha forma parte de una lucha más amplia para organizar al pueblo. Puede incluso haber luchas parciales triunfantes, pero son las menos. Por ejemplo, las sublevaciones en 1969-71 contra la ley Elizondo, que permitió a los universitarios de Nuevo León ganar la autonomía y en 1993 contra la Ley ISSSTELEÖN, que aminoró los daños contra el Sindicato de Maestros. El problema es que universitarios y maestros, logrados sus fines, no se acuerdan del pueblo al que convocaron pidiendo apoyo. Ni siquiera conservan la organización democrática en su interior.
El pueblo sencillo, preocupado porque no le alcanza el salario para calmar el hambre de sus hijos, o porque ni siquiera hay salario, difícilmente se apasione por la defensa de La Pastora y más difícilmente se atreva a luchar por la aplicación del artículo 39 de la Constitución ante la felona entrega de los intereses colectivos que han exhibido los diputados. Tiene otras prioridades, pero además sabe que la toma del poder no se va a conseguir pacíficamente y va a pensarlo mucho antes de dar ese paso. Pero lo va a dar, no cabe duda.
Un aspecto notable de este movimiento es que ha logrado involucrar a un importante núcleo de jóvenes. Si estos jóvenes ubican la lucha por la defensa del ambiente dentro del contexto más amplio, que haga ver al pueblo sencillo que los mismos que depredan su humanidad son los que depredan el ambiente, y sobre todo, que los que luchan contra la irracional explotación de los ecosistemas comprenden y repudian la explotación de la fuerza de trabajo y la inteligencia ajenas, seguramente que los resultados de una batalla perdida abonarán para ganar la guerra. Toda lucha que educa y organiza al pueblo, es progresista.

FOTO: Ve usted, señor Fernández, que los diputados estamos aquí para proteger los derechos de las minorías.

1 comentario:

  1. Chin, no me había enterado de la resolución esta. Me da el patatus. Pero se puede hacer algo todavía? si, no? recuerdo que en la Huasteca también estabamos contra los inversionistas con el permiso y gracias a la profepa que le paro el carro tuviemos tiempo de organizar un bloque de ciudadanos en contra. No podemos perder la pastora, noooo!

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