martes, 6 de octubre de 2009
Otro 5 de octubre: Miguel Enríquez
Dejamos constancia aquí del fin de la caminata de Mercedes Sosa por la cintura cósmica del sur el pasado 5 de octubre. Otro día 5, hace 35 años, selló Miguel Enríquez con su muerte el compromiso de una extraordinaria generación de jóvenes combatientes a quienes la dictadura militar chilena hizo pagar con sangre el haberse atreviado a desafiarla.
Miguel Enríquez Espinoza, marxista leninista declarado, cuando el socialismo burgués atrapaba en una fantástica orgía de ilusiones sobre la vía pacífica al socialismo con el arribo de Salvador Allende a la presidencia de Chile, comprendió exactamente las limitaciones y posibilidades de ese triunfo coyuntural y junto con otro puñado de jóvenes se dedicó febrilmente a la tarea de tratar de crear una organización enraizada entre las masas, guiada por la ciencia, que comprendía la diferencia abismal entre tener el poder y tener el gobierno confiando en la supuesta civilidad del ejército y la ética de los parlamentarios.
El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), del cual fue Secretario General Miguel Enríquez, fue atacado no sólo por la burguesía más reaccionaria, afectada por las huelgas, las tomas de tierras por campesinos pobres y los pobladores de la ciudad, sino por los reformistas de la Unidad Popular, incluyendo al propio Allende, cuando el MIR advertía sobre los preparativos del golpe militar.
Este se impuso finalmente. Las peores predicciones del MIR se cumplieron fatalmente, encontrándose desarmados ideológica y materialmente los obreros y campesinos que apoyaban a la Unidad Popular. Toda la furia asesina de la dictadura se volcó contra los únicos que podían articular la resistencia, contra el MIR y sus organizaciones de masas. La correlación de fuerzas fue abrumadoramente desventajosa y aún así, la dirigencia de esta organización dio ejemplo de congruencia. Se negaron a solicitar asilo y desde la clandestinidad lucharon por sostener la resistencia del pueblo chileno.
Sobrevivir cada día al pánico provocado por la caída del régimen, por las salvajes torturas, la deserción, la desmoralización y las delaciones, era ya una acto heroico. Casi trece meses burló a sus perseguidores Miguel Enríquez, sin duda el hombre más buscado por el sanguinario régimen de Pinochet, hasta que fue finalmente detectado por la policía militar y cayó combatiendo. Tenía 29 años. Honrar su nombre debe incluir la memoria de Luciano Cruz, Bautista Van Schouwen, Andrés Pascal Allende y tantos otros que vivieron intensamente la cortedad de sus vidas, dedicadas apasionadamente a la liberación de los explotados. En vísperas de la conmemoración de la muerte del Guerrillero Heroico, debe ser recordado el nombre de quienes, como el Che, fueron capaces de sentir en lo más hondo la injusticia cometida contra sus semejantes.
Angel Parra, hijo de Violeta, le dedicó esta canción que dificilmente encontrarás en otro sitio:
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